* Emiliano Zapata: es un símbolo de la lucha campesina en México y los integrantes de las diversas organizaciones son símbolos de delincuentes para los chiapanecos
Ada Iveth Morales
Chiapas no puede seguir siendo rehén de organizaciones sociales que en
su lucha atentan contra las vías de comunicaciones, queman presidencias,
retienen a funcionarios, enciendan
unidades de seguridad, obligan al pago a la ciudadanía para transitar en las
carreteras, trafican con gasolina, protegen la venta de discos piratas, andan
en carros robados, se sientan intocables por andar calcomanía de su
organización, invaden predios y amenaza a
la prensa que es víctima de estas agresiones, etc.
Esta gente no se le puede llamar luchadores sociales si no
"delincuentes"; porque se manifiestan con machetes, palos, piedras y
encapachudados o inclusive hasta andan armados y causan temor a los ciudadanos
y al turismo.
Como organizaciones sociales nuestros paisanos chiapanecos, hacen estos actos violentos y la sociedad exige aplicación del estado de derecho, el cual se sabe que es el último recurso que ejerce el gobierno cuando se irrumpe las negociaciones, pero la sociedad cansado de esto exige y exige el uso de la fuerza pública para acabar con estas costumbres vandálicas de hombres y mujeres de Chiapas que se escudan en su lucha social con un gran personaje histórico como es Emiliano Zapata que emprendió su movimiento para devolver al campesino la tierra y la libertad despojada, el cual es una lucha distinta a la que hoy hacen estos grupos vandálicos que no están luchando por un Chiapas mejor, ellos están luchando para conseguir apoyos gubernamentales y el líder logre embolsarse el dinero que solicita para detener el movimiento y cobrar cuotas de protección a los agremiados.
Así que esto, no es lucha revolucionaria esto es vandalismo y si
Emiliano Zapata viviera se avergonzaría de la actuación de estos ciudadanos que
cometen terrorismo y dañan al resto de la sociedad que es ajeno a sus demandas.
Así que ¡ya basta!, porque ni una
organización social se puede conducirse con los ideales de una verdadera
justicia social.