Por: Abigail Domínguez.
Viernes por la noche, a pesar del cansancio que hacia dormitar, la sonrisa del rostro demostraba que los resultados del trabajo ya estaban dando frutos, la reunión con sus líderes comunitarios eran de suma, en cada una de ellas se mantenía el fervor por asistir al evento en donde confirmarían su participación para competir por la alcaldía municipal, no importaba el partido, ni mucho menos los colores, ellos, sabían igual que él, la importancia de participar y demostrar juntos que podían recuperar la dignidad de un pueblo golpeado durante mucho tiempo.
El párrafo anterior pudiese ser de cualquier libro que haga mención de algún libertador o luchador de causas sociales del siglo pasado, sin embargo la lucha es actual, vuelve a suceder en uno de los municipios con rezago social y en donde la economía ha visto un crecimiento desigual entre sus habitantes y gobernados, La Trinitaria se llama, Zapaluta antiguamente, camino de enanos le decían los ancestros, hoy ese pueblo fronterizo lucha por dejar de serlo, convertirlo en una referencia mayor, darle más oportunidades de desarrollo y crecer junto a su gente, es uno de los mayores anhelos de quien está recluido hoy desde el viernes pasado bajo una orden de aprehensión que días antes le dijeron que no procedía y que hoy y desde el viernes lo tiene recluido por un delito que lejos de ser lo que imputan es más ideológico y de valores.
A pesar de todo, el pueblo sigue en lucha, lo demostró el domingo pasado, quedo claramente expuesto el sentimiento que los une, al unísono pedían un alto a la represión, un alto al chantaje y exigían la inmediata liberación de su líder, las voces en unidad traspasaban cualquier marcha de unidad o de dignidad pregonada en todos los diarios, más de seis mil almas, sin importar color o partido político aprovecharon el momento para demostrar que los une el sentimiento del cambio, de gritar todos somos uno, pero sobre todo el demostrar que nuevamente se declaran listos para volver a enfrentar al grupo que ostenta el poder municipal y la pandilla de secuaces que lo acompañan.
De nueva cuenta se avizora un proceso electoral municipal que rallara en el condicionamiento, en el denostar a todo lo que se perciba a cambio, al reparto de apoyos sociales para de nueva cuenta saquear las arcas del erario y que les permita no volver a trabajar en su vida, solo que ya hay una pequeña arista, ya está sembrada la semilla del cambio, es tan poderosa que da frutos hasta en el terreno más estéril, debe haber por salud social un cambio político, el servidor público no puede en mezquindad heredar u traspasar el poder.
El grito de lucha sigue y se escucha hasta en el interior del Amate, las condiciones a pesar de ser complicadas no tienen sustento jurídico, pero todos sabemos que al momento de operar políticamente eso es lo de menos, hace tres años hicieron lo mismo y se demostró que el liderazgo era fuerte, hoy las esperanzas de competencia penden de un hilo, si el sistema sigue operando en contra, las voces pueden salir de control, ya no son los mismos, al final de todo como diría Mandela: *Cuando el agua ha empezado a hervir, apagar el fuego ya no sirve de nada.*
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